lunes, 16 de febrero de 2009

ESCÁNDALO QUE ROZA A LA AMIA

La Revolución Cultural corroe América Latina La meta que el comunismo nunca logró a través de las bombas o de las urna, sus secuaces la están alcanzando indirectamente por medio de la degradación moral de la sociedad. La principal víctima es la familia. Pero hay motivos de esperanza: son incontables las personas a la espera de una voz que las convoque a resistir esta Revolución Cultural
Las elecciones presidenciales en Bolivia, en Chile, en Colombia y en el Perú invitan a un análisis de conjunto. No para analizar la posición de sus respectivos gobernantes en materia socioeconómica —de la extrema izquierda de Evo Morales a ciertas actitudes conservadoras (aún con notorias y crecientes incoherencias) de Álvaro Uribe y del respeto (en franco descenso) de Michelle Bachelet por la economía de mercado, pasando por el populismo del presidente Néstor Kirchner — sino para señalar el avance de la Revolución Cultural en esos países y en el continente.
En el nivel internacional, el debate se degradó hasta caer en extremos nunca vistos, como el insulto soez, la intervención prepotente y la violación de las reglas diplomáticas, como ocurrió repetidas veces a propósito de actitudes del presidente venezolano Hugo Chavez y de su émulo boliviano Evo Morales.
En varios países donde hubo elecciones recientemente, en el contexto de una desoladora pobreza temática reinó como nunca la confusión, de tal modo que asuntos concretos y menores tomaron la delantera frente a los grandes temas de Estado.
El temor manifestado en numerosos estudios de opinión se confirmó en las campañas electorales que dejaron en claro el creciente desencanto de la población con el mundo político, y muchos juzgan que los diversos partidos políticos se alejan – más o menos por igual – de todo cuanto se relaciona con el bien común, afectando así la propia autenticidad democrática de los regímenes vigentes.
El drama de América Latina: La ausencia de auténticos líderes
El caudal de votos obtenidos por algunos candidatos de izquierda se entiende en ese contexto de falta de seriedad, pero erraría quien supusiese que aquella avanzó, pues en muchos casos las elecciones - desprovistas de sustrato ideológico – dejaron pulverizada a la izquierda explícita. El voto de ese vasto electorado descontento expresó más un estado de espíritu que una ideología, y reveló su frustración por la indiferencia de los gobiernos, no sólo con relación a las necesidades de la población, sino también con las aspiraciones de realización regional, es decir un progreso que atienda a las características propias y orgánicas.
El gran problema es que el centralismo absorbente, el socialismo y en cierto casos el terrorismo arrasaron a las elites locales, destruyendo los canales de diálogo natural con el poder central. Además, la emigración de los líderes de todos los niveles dejó acéfalas a las poblaciones y contribuyó a sumergirlas en una crisis de identidad.
Queda en claro que los demagogos aprovechan las frustraciones acumuladas para convertir a los descontentos – sobre todo a los más incultos – en “compañeros de ruta” de las aventuras revolucionarias, como se puede ver hoy en Bolivia y en Venezuela. Y en toda América Latina se intenta la explotación del descontento en pro de las utopías de izquierda, ahora de carácter neo-tribal y anárquico.
Revolución Cultural neo-marxista. La nueva amenaza
Pero no es éste el único peligro que acecha al continente. Las tendencias anarquizantes también nos amenazan con una inmensa degradación moral de efectos demoledores en la institución básica de la sociedad que es la familia. Si las diferencias entre los distintos jefes de estado en las materias socioeconómicas son muchas, sobre la familia son pocas, pues la familia – y con ella toda la sociedad civilizada – está siendo corroída en América Latina por las mismas fuerzas revolucionarias mundiales que intentaron imponer la utopía marxista en el campo político.
Las clases dirigentes parecen no darse cuenta de que las corrientes de izquierda, sustituyendo la revolución proletaria por la cultural, en vez de moderarse, en realidad se radicalizaron, pues la revolución cultural implica la corrupción en gran escala de las costumbres y forma parte de la visión más actualizada, perversa y extrema del propio comunismo. Sería demasiado extenso enumerar a todos los autores comunistas y socialistas que promueven esta nueva revolución de carácter psicológico y tendencial. Para comprenderla cabalmente es importante demostrar la lógica que la inspira: 1º Para implantar el llamado comunismo total – la anarquía – es necesario demoler a la sociedad capitalista, centrada en la familia “burguesa”, 2º Para desmantelar a la familia se debe dar libre curso al sexo y al libertinaje total.
Marxismo y abolición de la institución familiar. Ya en el Manifiesto Comunista de 1848, Marx y Engels lanzaron la siniestra proclama: “¡Abolir la familia!” (“Aufheburg der Familie!”), lema asumido y desenvuelto después por todos sus secuaces, entre ellos Antonio Gramsci, fundador y secretario general del Partido Comunista Italiano (PCI) y considerado el mayor ideólogo marxista de Occidente. Hacia 1930 Gramsci elaboró la estrategia para establecer duraderamente el régimen comunista, en primer lugar se debía alterar el sistema vigente de convicciones, tradiciones y costumbres regionales [1], y a este cambio lo denominó Revolución Cultural.
Después de Gramsci muchos ideólogos marxistas la adoptaron, Hebert Marcuse, por ejemplo, la denomina “marxismo cultural” y precisó su objetivo: derribar “la moral de la sociedad existente”, para anular las resistencias a las reformas anárquico–marxistas. Y no dejó duda al decir: “Se acabará la idea tradicional de revolución y la estrategia tradicional de revolución [...] Lo que debemos emprender es una especie de desintegración difusa y dispersa del sistema [2]”.
Esa desintegración está hoy en marcha, y en marcha acelerada. Desde los años 70 formó parte de los programas de las izquierdas políticas de Europa y de América, en particular de los partidos socialistas europeos. Estos apuntan a una “revolución total”, definida como una “revolución en las formas de sentir, de actuar y de pensar, una revolución en las formas de vida colectiva e individual, en suma una revolución de la civilización” [3]. También es llamada “revolución psico-sexual”, porque su “fuerza decisiva” – como explica un ideólogo francés – es la “sexualidad expansiva” (léase desenfrenada) la cual debe acompañar el curso de la revolución económica, social y política [4].
Por efecto de ese fenómeno, la agenda política de perversión de las costumbres (divorcio, aborto, concubinato y unión entre personas del mismo sexo, amor libre, igualdad entre la esposa y la concubina, como también de los hijos legítimos e ilegítimos; en fin, rechazo progresivo de la influencia de la Iglesia en la educación y en la cultura), que a comienzos del siglo XIX sólo era apoyada por los partidos nítidamente marxistas, hoy es tolerada por gran parte de los partidos, aun por muchos que se creen o se llaman a sí mismos de centro o de derecha. Esa agenda, naturalmente, es la que se va imponiendo en las leyes y en la vida cotidiana.
Una ofensiva neopagana multiforme y desintegradora
Nuestros países son así blanco de una ofensiva neopagana y desintegradora, cuya embestida se hace sentir en todo momento: por la inundación de la pornografía dura en la prensa popular y de la pornografía blanda en la prensa “seria”; por los torrentes de tele-basura que la televisión lanza diariamente en los hogares; por las modas siempre más vulgares, procaces y tendientes al nudismo; por el permisivismo creciente; por los programas de educación sexual que conducen al libertinaje y por los planes de “salud sexual y reproductiva” que los amparan; por el aborto legal o clandestino abiertamente tolerado; por las diversiones cada vez más frenéticas y desvariadas ofrecidas a los adolescentes y jóvenes; por el gigantesco esfuerzo mediático para derribar las barreras de la homosexualidad, etc. En suma, por la obsesión sexópata que satura el ambiente publicitario y cultural, empujando a los países a una decadencia moral y social sin precedentes.
España da el triste ejemplo de hasta donde llega este extremismo revolucionario, pues exhibe los índices europeos más altos de dependencia de las drogas y licencia en las costumbres. Al llevar a cabo la agenda socialista, el gobierno de Rodríguez Zapatero no sólo confiere status jurídico a los pseudo-casamientos entre personas del mismo sexo sino también a los “derechos sexuales” más extremos. Esa misma agenda es seguida, un poco más atrás, en Chile, en Argentina y del Brasil, así como por todos los partidos afiliados a la Internacional Socialista.
Incomprensible omisión, triste paradoja
Cuanto hemos descripto nos permite comprender que la nueva estrategia revolucionaria tiene por mira destruir la familia mediante la anarquía sexual, antesala de la anarquía social. Quienes no tienen esto en claro, simplemente no entienden nada de lo que ocurre, ni de lo que podrá pasar en nuestros días. Ante la Revolución Cultural en curso harán el triste papel, sobre todo si se trata de dirigentes, del “ciego que guía a otros ciegos” (cfr. Mat. 15,14).
Como el ataque es generalizado, la familia verdadera casi no encuentra líderes políticos que la defiendan, lo que es inaudito en vista del papel vital que ella tiene para el presente y para el futuro y de la asiduidad con que es combatida. Es un tema siempre ausente en todas las campañas electorales, en gran parte porque la izquierda desea demoler inadvertidamente a la familia en cuanto le sea posible y también porque los demás partidos apoyan ese programa o no advierten su peligrosidad.
Numerosas naciones viven de este modo una triste paradoja. Cuando las elecciones confirman el rechazo del electorado a la izquierda radical, la Revolución Cultural empuja a los países en forma gradual hacia su última meta; lo que el comunismo nunca consiguió directamente a través de las bombas o de las urnas, sus secuaces lo están logrando indirectamente por esa vía.
En estas circunstancias, los líderes de inspiración cristiana deberían asumir la defensa de la familia amenazada enfrentando con inteligencia, constancia y valentía la ofensiva de los lobbies ideológicos internacionales que promueven su desintegración a través del crimen del aborto y del libertinaje..
¿Cumplirán las clases dirigentes su deber de resistencia? Las calamidades socioeconómicas causadas por el socialismo desde los años 60 se debieron, en gran parte, a la indolencia de las clases dirigentes que no supieron preverlas ni enfrentarlas. Y hasta el momento parece que esas mismas clases repetirán su actitud frente a la devastadora Revolución Cultural.
A tales personas se les aplica la advertencia del Prof. Plinio Corrêa de Oliveira en su libro “Revolución y Contra – Revolución”. “Una autoridad social que se degrada es comparable a la sal que no sala. Sólo sirve para ser arrojada al camino para que la pisen los transeúntes (cfr. Mt. 5,13). Así lo harán, en la mayoría de los casos, las multitudes llenas de desprecio” [5]. Otro tanto cabe decir de numerosos eclesiásticos en los últimos tiempos, que la mayoría de las veces parece haber preferido evitar los conflictos con el poder temporal en vez de defender los principios atacados. Sin percibir que difícilmente retrocederá el deterioro de las costumbres y si lo hiciera, no se sabe a qué precio.
No obstante, si algunos representantes de las clases dirigentes – y a fortiori del clero – dieran ejemplo de verdadero celo por el bien moral de las naciones, asumiendo con intrepidez el deber que les corresponde, podrían revertir la situación; pues, aunque dispersas y aisladas, hay en muchos ambientes almas indignadas con la corrupción que avanza, dispuestas a aglutinarse en torno a ellos e incontables personas perplejas a la espera de una voz autorizada que las convoque a resistir la Revolución Cultural. Y, lo que es mucho más importante, a esas almas la Divina Providencia les dará en el momento clave la ayuda, las luces y las fuerzas inéditas para conducirlas a la victoria.
Notas 1. P. Alfredo Sáenz, Antonio Gramsci y la Revolución Cultural, Ed. Gladius, Buenos Aires, 1997.2. Herbert Marcuse, La Sociedad Carnívora, Editorial Galerna, Buenos Aires, 2ª ed., 1969, p. 45.3. Pierre Fougeyrollas, Marx, Freud et la révolution totale, Anthropos, Paris, 1972, p. 390.4. Idem, p. 367.5. Plinio Corrêa de Oliveira, Revolución y Contra-Revolución, Ed. Tradición y Acción, Lima, 2005, Parte II, Cap. XI, 1, A.
http://reconquistaydefensa.org.ar/
RABINO ORTODOXO ARGENTINO LAVARÍA DINERO DEL CARTEL DE SINALOA La década del 90 fue el emergente de dos grandes catástrofes para la colectividad judía argentina. Una de esas desgracias resultó la consecuencia del conflicto bélico permanente entre Israel y la guerra santa islámica. El fundamentalismo iraní hizo estallar la Embajada de Israel en Buenos Aires (1992) y la sede de la Asociación de Mutuales Israelitas Argentinas (AMIA), en 1994. Pero el golpe que no estaba en los cálculos de ningún bien nacido judío en la Argentina , fue la estafa reiterada urdida contra los ahorristas y comerciantes de la colectividad que fueron ejecutadas por los dos bancos étnicos mas fuertes de ese entonces: El Banco Patricios primero y después el Banco Mayo, presidido por el que fuera titular de la DAIA , Rubén Beraja. Cuando se suponía que el nuevo milenio sería menos funesto para la numerosa colectividad con asiento en Buenos Aires, un nuevo escándalo de características mas llamativas rodea estos días al sector ortodoxo del judaísmo local. Se trata, ni más ni menos, que la relación societaria de características ilícitas mantenida entre el rabinato ortodoxo encabezado por Samuel León Levín, y el trístemente célebre Cartel de Sinaloa, una de las mas poderosas y crueles organizaciones de narcotráfico de México. Diversas investigaciones nacidas a partir del hallazgo de pistas contables incriminatorias del vínculo entre líderes ortodoxos del judaísmo argentino con los jefes de la organización criminal mexicana, hacen pensar que en los próximos meses pueden llegar a ser procesados tanto en México DF como en Buenos Aires una serie de personajes de los que nadie hubiese creído estuvieran involucrados en estas maniobras. Los primeros indicios surgieron cuando los miembros de la Agencia de Seguridad de México (organismo que controla los movimientos de dinero para detectar blanqueos ilegales de divisas) detectaron solamente en el Estado de Sinaloa, más de 26 agencias financieras ilegales pertenecientes a Joaquín “Chapo” Guzmán, quien realizara en los últimos años la friolera cifra de 46.169 operaciones ilegales con dinero sindicado como perteneciente a las colectividades judías de Chile, Uruguay y la Argentina. El modus operandi combinado entre el rabinato ortodoxo y el Cartel de Sinaloa consistía en hacer aparecer dinero supuestamente proveniente de donaciones y de esa forma se ingresaban en el mercado legal de las agencias financieras manejadas por el “Chapo” Guzmán. Una actividad muy similar a la que realiza en la Argentina el grupo religioso que comanda el evangelista Luis Palau. Se presenta cada cuatro años en distintos escenarios de Buenos Aires, mueven multitudes de fieles en su mayoría llegados de sectores muy humildes, y dicen recaudar en concepto de donaciones cifras que han llegado a declarar cercanas a los 8 millones de dólares. Los cultos religiosos son una buena forma de lavar dinero, pues en general los organismos de control financiero prefieren no indagar demasiado en las finanzas de las colectividades por miedo a ser tildados de persecutorios religiosos. Esta situación fue aprovechada por un grupo de religiosos ortodoxos argentinos encabezados por el rabino Samuel Levin, quien encabeza espiritualmente al grupo que recientemente se adjudicó las elecciones en la AMIA —Bloque Unido Religioso— y asumió bajo las polémicas declaraciones del electo titular, Guillermo Borger, quien afirmó que las nuevas autoridades solo iban a conducir para los “judíos genuinos que rigen su vida bajo los preceptos de la Torá.. .” Volviendo al tema del vínculo ilícito entre el rabinato ortodoxo y el Cartel de Sinaloa en lo concerniente al lavado de dinero, los informes a los que se tuvo acceso señalan que según fuentes de inteligencia mexicanas y organismos financieros internacionales, el rabino Levin se movía contando con una poderosa flota de testaferros, entre los que se encuentran: Tomás Saig, titular de una agencia de viajes que tramita personalmente los movimientos del rabino Levin; Ángel Mauricio Barman, contador de la AMIA y comerciante en el rubro de juguetería; Bernardo Sugman, funcionario de la AMIA y dedicado a operaciones financieras y asesor de Bolsa, Manuel Davidovich, vocal del Bloque Unido Religioso y también especialista en operaciones financieras e inmobiliarias. La operatoria similar siempre consistió en declarar donaciones recibidas en entidades sociales y colegios (schules), que eran derivadas al manejo en Mesas de Dinero y que posteriormente aparecían en un circuito financiero que terminaba en los operadores de dinero del Cartel de Sinaloa. Una forma de manejo y triangulación que fue difícil detectar, pero una vez que los investigadores hallaron la punta del ovillo fueron descubriendo la red internacional tejida entre el rabinato judío ortodoxo de Buenos Aires, sus pares de Uruguay y Chile y los poderosos barones de la droga de México. Justamente fueron periodistas judíos de Argentina quienes primero investigaron y hablaron de este caso, como Jorge Boimvaser y Daniel Schitman, director del portal judeo-argentino independiente La Voz y la Opinión. Esto demuestra que la información sobre la alianza financiera entre el Rabinato ordodoxo de la Argentina y el Cartel de Sinaloa no constituyen noticias lanzada al ruedo con una finalidad de salpicar al judaísmo local, sino mas bien una denuncia correctamente fundamentada en momentos que la Argentina corre el riesgo que con la futura ley de blanqueo de capitales indiscriminados, se hagan posible maniobras de ingreso de divisas al país proveniente de los negocios sucios habituales que pululan por el continente, como ser tráfico de drogas, armas y otros crímenes. Son los propios periodistas judíos —que nunca renegaron de su condición—, quienes están dando la voz de alerta como queriendo apartar ellos mismos las manzanas podridas del cajón de frutas.
Por: Daniel Orejano
Página que "cayó" hace momento... hummm
Tenemos esperanza, pero también desconfianza.

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