sábado, 17 de enero de 2009

50 años de luto por Cuba


50 AÑOS DE LUZ!! DICEN 50 AÑOS DE LUZ EN CUBA?
Mañana comienza un ciclo de cine en el Parque Aguirre Entre Santiago y la Habana.
Organizado por el Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales (Incaa) en adhesión al cincuentenario de la revolución cubano. “50 años luz”!
"50 años luz” es el nombre de la muestra cinéfila con la que se homenajea a los cincuenta años de un hecho histórico que habría de marcar un antes y un después, más allá de toda ideología, en el devenir del ser latinoamericano.
Según el pasquin EL LIBERAL.
Si queda un reducto revolucionario en el mundo actual, donde la bandera comunista parece insultar los rayos del sol con su presencia, ese reducto es la Cuba castrista.
Más o menos por todas partes, los comunistas han quedado amedrentados y desconcertados con el espectacular desmoronamiento del bloque soviético. Un bloque que ciertos mass media macrocapitalistas siempre se ufanaron en presentar como siendo el segundo imperio internacional, después de los Estados Unidos.
Ahora bien, el constatar que la Rusia soviética, esa nación de desdichados harapientos reducidos al vagabundeo por la más cruel de las tiranias, de repente se pulveriza, ha representado un golpe psicológico espantoso para los comunistas en el mundo entero.
Sin embargo, es un factor de aliento para todos ellos el ver que en la desdichada Cuba, todavía arde una Troya comunista, irradiando hacia las tres Américas --e incluso Africa-- sus maléficos efluvios electro-políticos.
La Isla-Prisión de Las Antillas, sin embargo, está sumergida en el caos. Castro parece estar con "falta de aire" y la única salida posible para su delicada situación es el apoyo propagandístico que le venga del exterior.
En este sentido, caravanas de vistosos forasteros no han faltado para darle el indispensable apoyo.
Recientemente todavía, alegres próceres de la izquierda-católica brasileña como el dominico Fray Betto y el ex-franciscano Fray Boff y otros del mismo género allí estuvieron. Haciendo coro con ecologistas y tribalistas, esos "hombres-show" de la teología de la liberación se dedicaron al mismo bla-bla-bla de siempre, cuyos términos, más o menos, son los siguientes:
-- "En Cuba, la gente vive feliz. Hay miseria, es verdad. Pero, ¿cuál es la diferencia entre miseria y pobreza? ¿Y, al fin de cuentas, una soportable pobreza no será mejor que el consumismo? O, al menos, ¿no será un mal menor, una vez que no se obliga a la población a trabajar tanto para producir otro tanto? ¿El ocio que esa situación lleva consigo no tendrá acaso sus atractivos? ¿Y no será eso mejor que la vertiginosa escalada de la civilización del consumo?"
No pudiendo hacer otra defensa de la Isla-Cárcel, sus propugnadores se dedican a esa torpe defensa del miserabilismo. Y poco les importa si de esa forma contribuyen a que allí se perpetúen las brutalidades, las crueldades y los crímenes del comunismo stalinista, fracasado en el Este europeo.
A pesar de lo indicado, el mejor provecho de la actual situación cubana para los intereses del comunismo internacional termina siendo el de ser su porta-bandera, mientras se intenta su metamorfosis a nivel mundial.
Sólo a título de comparación, imagínese el lector un submarino, en el que el periscopio, además de su función óptica, ejerciese también la función de servir para que por su tubo entrase el aire que permite respirar a los que están en el interior de la nave.
Cuba, actualmente, representa el papel de ese periscopio hipotético. En medio de la tripulación comunista sub-acuática, sumergida en las aguas de la miseria, disminuida, desanimada y asfixiada ante la visión del naufragio del comunismo ruso, la existencia de la Cuba castrista introduce aire en esos pulmones. De tal manera que si todavía respiran es porque Castro respira. Y eso es de una gran importancia para que sobreviva el comunismo.

(Artículo de Plinio Corrêa de Oliveira del año 1992, reproducido por Cubanos Desterrados http://www.cubdes.org/)
Falso héroe: EL CHE GUEVARA
Un mito construido a partir de un estrepitoso fracaso El 9 de octubre pasado se cumplieron 37 años del fusilamiento del Che Guevara, terrorista internacional, responsable del baño de sangre que asoló a Latinoamérica en las décadas del setenta y el ochenta.
“Hay que llevar la guerra hasta donde el enemigo la lleve: a sus casas, a sus lugares de diversión; hacerla total. Hay que impedirle que tenga un minuto de tranquilidad, un minuto de sosiego…atacarlo donde quiera que se encuentre; hacerle sentir una fiera acosada por cada lugar que transite”.
Estas palabras, tremendas por el contenido que encierran, no fueron proferidas por ningún líder del Hezbollah, del Hamas o de la Jijad Islámica ni por ningún fanático militante de Al Qaeda o la ETA. Fueron escritas y enviadas a la “Tricontinental”1 en el mes de mayo de 1967 por Ernesto “Che” Guevara, desde el corazón de la selva boliviana. Las mismas reflejan claramente el sentir y las intenciones de quien fuera, junto a Fidel Castro, el número uno de la Revolución Cubana. “Llevar la guerra…a sus casas, a sus lugares de diversión; hacerla total”, es decir, matar en cualquier sitio de manera fría e indiscriminada.
De haber pronunciado Hitler o Bin Laden la misma arenga, lloverían sobre ellos el más genuino rechazo y la justa condena de todo el orbe internacional, pero por el simple hecho de haber sido pronunciadas por Guevara, se las justifica y considera como “justa reivindicación” de la lucha de clases.
Quien llegó a afirmar e incluso poner en práctica el plan de crear “…dos, tres varios Vietams” 2 no dudaba en incentivar a sus seguidores a asesinar inocentes, fueran ellos hombres, mujeres o niños, en cualquier lugar y a cualquier hora. La historia de los pueblos de América a partir de la década del sesenta, habla por sí sola al respecto. Porque queda claro que quien exhorta a llevar la guerra a los hogares, a los sitios de esparcimiento o a los lugares de educación, está hablando de crímenes contra la humanidad; contra la población desprevenida e inocente.
Y así lo hizo: el Che Guevara, profeta del odio y engendro del mal fue inspirador y responsable de la guerra subversiva que bandas terroristas desencadenaron en la Argentina en la década del setenta abriendo una herida que muchos se empeñan en mantener abierta.
Sangrienta represión en Cuba: 4000 muertos
El Che Guevara era un hombre culto e instruido, perteneciente a la más rancia estirpe rioplatense. Por eso el crimen de sus palabras es mayor aún.
Había nacido en Rosario, provincia de Santa Fe, Argentina, el 14 de junio de 1928, en el seno de una familia patricia entre cuyos ascendientes figuran virreyes, conquistadores, guerreros de la Independencia, gobernantes y fundadores. Incluso, por algunas de sus ramas, se remontaba a lo más conspicuo de la nobleza hispana, como las casas de los Ladrón de Guevara y los Calderón de la Barca.
El Che Guevara fue transformado en un mito internacional cuando, después de unirse a las fuerzas que Fidel Castro preparaba en México para iniciar la revolución en Cuba (1956), asumió el mando de la principal columna revolucionaria y descendió de las sierras para capturar Santa Clara (1 de enero de 1958), después de intensos combates. Desde ese importante punto de la geografía cubana, el ejército del Che avanzó sobre La Habana, ciudad en la que entró triunfante al día siguiente junto a Fidel Castro, Ramón Castro, Camilo Cienfuegos y otros líderes del movimiento. Personalmente dirigió el proceso contra los representantes del régimen depuesto, condenando a muerte a cerca de 4000 personas. A partir de entonces, Guevara se transformó en un individuo temible, dueño de un poder ilimitado, tan poderoso como el mismo Castro. Nucleó en su persona los cargos más elevados de la nación: presidente del Banco Central, ministro de Industria, comandante de las milicias populares (fuerzas armadas de la isla) y embajador e ideólogo de la Revolución triunfante. Desde ese lugar organizó y dirigió todos los movimientos subversivos que habrían de ensangrentar al continente, adiestrando en las tácticas de la guerrilla y de la muerte que él mismo ideó y expuso claramente en su libro “La guerra de guerrillas”, a combatientes de todos los rincones de la Tierra.
Venezuela, Colombia, Perú y Centroamérica sufrirían en carne propia ese accionar violento que tuvo su origen en la Cuba comunista. Cuando la Crisis de los Misiles en 1962, el mundo estuvo a escasos minutos del holocausto nuclear, holocausto que el Che intentó desencadenar proponiendo a Castro apoderarse de los misiles rusos para lanzarlos sobre puntos neurálgicos de los EE.UU.
Fracaso de la guerrilla atizada en las selvas de Salta El Che Guevara no dudó en lanzar una invasión sobre su tierra de nacimiento. En octubre de 1963, una columna guevarista proveniente del sudeste boliviano, penetró en territorio salteño por las comarcas de Tartagal e inició operaciones al mando de su comandante, el ex periodista argentino Jorge Masetti, fundador de la agencia de noticias cubana “Prensa Latina” y el capitán cubano “Hermes” Peña, miembro de la guardia personal del Che. En momentos en que esta expedición invadía el territorio de Salta, no había “tiranos” ni “opresores” sometiendo al país: gobernaba la Argentina el Dr. Arturo Humberto Illia como presidente constitucional. Esta prueba de la verdadera política expansionista de la revolución comunista molesta a los personeros de la izquierda que intentan, sin conseguirlo, mil excusas para justificarla.
El periodista francés Pierre Kalfon es claro en su libro “Che. Ernesto Guevara, una leyenda de nuestro siglo” al decir “No cabe duda que fue el Che quien incitó a Masetti a optar por la lucha armada en Argentina, porque siempre acarició el proyecto de ver allí una revolución análoga a la que tan bien hizo Fidel Castro en Cuba” y cuando más adelante agrega: “Masetti, zambullido en su sueño de combate…dirige al nuevo presidente electo [Illia] una carta abierta de tono inflamado en la que le exige que dimita. Firma ‘Comandante Segundo’, no tanto para referirse al comandante ‘primero’, Ernesto Guevara, autor intelectual de la operación…sino por identificación simbólica con un personaje de gaucho… Don Segundo Sombra”3.
La patética guerrilla, suerte de preludio a la que el Che en persona comandaría en 1967, deambuló errante por el nordeste salteño sin encontrar apoyo, víveres y mucho menos, a quien combatir. Su comandante Masetti, totalmente frustrado, se la tomó con sus propios cuadros ordenando fusilamientos sin ninguna razón de ser (uno de ellos el de un joven de 20 años que quiso desertar y otro, el de un adolescente de 19, por manifestar cansancio y debilidad). Recién en 1964 dos guerrilleros se toparon con una patrulla de gendarmería que recorría el sector. En la refriega que tuvo lugar, el cubano Hermes abatió a un soldado y los gendarmes, reaccionando con rapidez, los abatieron. Para entonces, tres de los cuadros de Masetti habían muerto de inanición, otros tantos se rindieron a la gendarmería, el cubano Alberto Castellano, chofer del Che en La Habana, logró evadirse haciéndose pasar por peruano y Masetti, completamente demente, se internó en las selvas de Yuto y desapareció para siempre devorado por las alimañas.
En el Congo, combate sin éxito
El Che, encabezando un centenar de guerrilleros cubanos, partió hacia el Congo a poco de llegar de Praga, después de dar la vuelta al mundo como embajador de la revolución (1965). Su plan era derrocar al líder local Mobutu, apoyando a las fuerzas rebeldes del general Kabila. Permanecería en el lugar cerca de nueve meses, operando en la región selvática oriental próxima al lago Tanganika (por donde había ingresado), combatiendo sin éxito a las tropas gubernamentales e incluso a mercenarios belgas y sudafricanos. Abandonó el África en el más completo fracaso, regresando a Cuba decidido a organizar su incursión boliviana.
Sin apoyo alguno, termina sus días en Bolivia
Lo que sigue es bien conocido. A fines de 1966 el Che llegó al teatro de operaciones, internándose en territorio de Camiri, Vallegrande y Ñancahuazu, al frente de una veintena de cubanos y cuarenta efectivos bolivianos. No encontró ningún apoyo, ni del Partido Comunista local ni de los obreros ni del campesinado, al que pensaba cautivar con su propuesta guerrillera. Obtendría algunos triunfos iniciales sobre las poco entrenadas fuerzas de Bolivia hasta que la VIII División de Ejército al mando del coronel Joaquín Zenteno Anaya y el cuerpo de comandos “Rangers”, al mando del capitán Gary Prado, se lanzaron tras sus pasos y lo emboscaron.
La primera en sucumbir fue la columna de “Joaquín” en la que marchaba la única mujer, la guerrillera argentina Tamara Haydée Bunke Bider, una comunista fanática, dispuesta a todo, nacida en Buenos Aires el 19 de noviembre de 1937. El pelotón de Ejército, al mando del capitán Mario Vargas, emboscó a la fuerza invasora en Vado del Yeso, cuando cruzaba lentamente el Río Grande, cerca de su intercesión con el Masicuri, aniquilándola completamente (31 de agosto de 1967).
Fue un golpe tremendo para la guerrilla. Allí el Che debió haber abandonado territorio boliviano pero enceguecido por su torpeza y herido en el amor propio, se empeñó en el suicidio, conduciendo a la muerte a sus seguidores. El 8 de octubre su columna penetró en el desfiladero de Yuro donde los “Rangers” del capitán Prado dieron cuenta de ella en un combate feroz. Los pocos sobrevivientes, entre ellos el mismo Che, herido en una pierna, fueron conducidos a aldea de La Higuera para ser fusilados en el interior de su pequeña escuela el día 9.
Habían llegado para invadir una nación soberana y no habiendo encontrado apoyo ni de su población ni de sus dirigentes de izquierda (que se lo negaron), perecieron en su ley.
Enemigo de la Fe
El Che Guevara fue mensajero de la destrucción y enemigo de la Fe católica porque al intentar propagar por el mundo el flagelo del comunismo ateo, en abierta contradicción con las enseñanzas del Magisterio de la Iglesia, pretendió instaurar un régimen intrínsecamente perverso en naciones nacidas bajo el influjo sagrado de la Civilización Cristiana.
Como expresa la “Oración a Nuestra Señora de Fátima”, escrita por el Dr. Plinio Corrêa de Oliveira, el régimen comunista niega todos los mandamientos de la Ley de Dios: incita a los hombres a la blasfemia y crea obstáculos para entorpecer la normal y pacífica celebración del culto, en detrimento de los tres primeros Mandamientos (“Amar a Dios por sobre todas las cosas”; “No tomar su santo nombre en vano” y “Guardar los domingos y fiestas de precepto”); socava el “Honrar padre y madre”, al intentar destruir los vínculos filiales entre padres e hijos, entregando su educación al Estado; combate el “No pecar contra la castidad” y el “No desear la mujer del prójimo” al negar el valor de la virginidad y promover el amor libre; ignora la sagrada enseñanza de “No robar” y “No codiciar los bienes ajenos”, al desconocer la propiedad privada y su importante función social; hace caso omiso del “No matar”, al emplear la guerra y la conquista como medio de su expansión ideológica, al tiempo en que promueve crímenes y revoluciones en todo el mundo, y se mofa del “No levantar falsos testimonios”, dado que dos de sus principales herramientas han sido siempre la mentira y el engaño, utilizados sistemáticamente como armas de propaganda.
Por eso es necesario alzar nuestras oraciones para rogar a la Madre de Dios “Haz, ¡Señora!, que, cerrando resueltamente las puertas de la infiltración comunista, nuestra Patria y todos los pueblos del Occidente cristiano puedan contribuir para que se acerque el día de la gloriosa victoria que predijiste en Fátima con estas palabras tan llenas de esperanza y dulzura: Por fin Mi Inmaculado Corazón Triunfará”.
NOTAS1. “Tricontinental. La Voz Impresa del Tercer Mundo”, La Habana, Cuba. Abril de 19672. Idem.3. Kalfon, Pierre, “El Che. Un mito de nuestro tiempo”. Editorial
http://www.reconquistaydefensa.org.ar
¿El “Tercer Secreto de Fátima” publicado por el Vaticano es el auténtico?
Comentario al libro de Antonio Socci,“Il quarto segreto di Fatima”(Ed. Rizzoli, Milano, 2006, 249 páginas)
Antonio Socci, periodista y escritor, es un reconocido especialista en materias vaticanas. Nació en 1959 en Siena. Corresponsal de “Il Sabato”, dirigió la revista 30 Giorni, ha sido vice-director de la RaiDue y actualmente está a la cabeza de la Escuela de Periodismo radiotelevisivo de Perugia, de la RAI. Cercano al Cardenal Ratzinger, éste le concedió en su época varias entrevistas bastante difundidas en la prensa internacional. Dedica la presente obra a Benedicto XVI.“El cuarto Secreto de Fátima” es un libro que el año pasado levantó una verdadera polvareda en Italia, especialmente en Roma. No solo por su contenido, sino también por quienes intervinieron en una polémica memorable, en esta época de tanta amnesia colectiva.Para situar el libro en su contexto histórico, es necesario recordar que en las apariciones de Fátima en 1917, la Madre de Dios entregó a los tres pequeños pastorcitos –Lucía, Jacinta y Francisco, los dos últimos beatificados por Juan Pablo II- un Secreto que consta de tres partes. Las dos primeras partes fueron publicadas a inicios de la década de los cuarenta, aunque su contenido esencial ya estaba en conocimiento de las autoridades eclesiásticas bastantes años antes. La primera parte habla de algo que hoy gran parte del clero se empeña en callar: la realidad del infierno, y que muchas almas irán para allá si no se convierten. La segunda parte del Secreto contiene profecías de castigos a la sociedad moderna si ésta no se convierte a Dios. Parte de estas profecías ya se han cumplido; pero hay otros elementos pendientes de vital relevancia que aún están en suspenso.La Tercera parte del Secreto (el famoso “Tercer Secreto”) debió haber sido publicada a más tardar el año 1960, es decir, dos años antes del inicio del Concilio Vaticano II. Pero el Papa Juan XXIII, después de leerlo, se opuso a su publicación, ordenó a Sor Lucía –la única sobreviviente de las apariciones- callar sobre el tema, y así el Secreto se mantuvo bajo cuatro llaves hasta el año 2000, cuando el entonces Cardenal Ratzinger, junto a Monseñor Tarcisio Bertone, lo dieron a conocer ante la prensa de todo el mundo.El año 2001, y de una manera bastante polémica, Laurent Morlier en su “Le Troisième Secret de Fatima publié par le Vatican” (Editions DFT, 2001) exhibe las pruebas documentales a partir de las cuales es razonable concluir que el Cardenal Ratzinger no dio a conocer el auténtico manuscrito que contiene el Tercer Secreto. Morlier da un paso más y acusa de encubrimiento a sectores del Vaticano. Un año después, el vaticanista italiano Marco Tosatti evalúa las críticas y conduce su propia investigación publicando “Il segreto non svelato, Non tutto è stato detto: le profezie di Fatima celano ancora un mistero”, (Piemme, 2002). Los ecos de éstas y otras publicaciones no se harán esperar, no obstante el pesado silencio oficial de la prensa vinculada a los sectores eclesiásticos.
Desde la muerte de Sor Lucía, la última sobreviviente de las Apariciones, el año 2005, emergen a luz pública más antecedentes que avalan la existencia de dos escritos, uno de los cuales –el más importante- aún no conoce la luz pública. Al parecer, importantes sectores de la Curia Romana no han dicho toda la verdad. Acuciado por el problema, el periodista y escritor católico Solideo Paolini se puso a investigar. Después de publicar sus conclusiones en el libro “Fatima. Non disprezzate le profezie” (Segno, 2005), Paolini fue en busca del antiguo secretario personal de Juan XXIII, el obispo Monseñor Loris Capovilla y lo entrevistó en su retiro cerca de Bérgamo, el 5 de julio del 2006. Mons. Capovilla se mostró circunspecto, pero le reveló que Paulo VI había leído el Secreto el 27 de junio de 1963, y no el 27 de marzo de 1965, como afirmaba Monseñor Bertone. Posteriormente, al ser interrogado sobre esta discrepancia, el prelado confesó:- “Ah!, quién sabe si el sobre de Bertone no es el mismo que el sobre de Capovilla!”- ¿Pero entonces hay dos textos?- “Exactamente”.
Conocidos vaticanistas que habían defendido por la prensa italiana la postura del Vaticano comenzarán a dar un pie atrás a partir de la muerte de Sor Lucía. Vittorio Messori –el escritor católico más leído de Italia- publicará un artículo titulado “Segreto di Fatima, sigillata la celda de sor Lucia” en donde manifiesta sus dudas sobre la publicación del Tercer Secreto. Antonio Socci, que había atacado las críticas al Vaticano de los sectores tradicionalistas, cambiará con honestidad de postura luego de llevar a cabo una sustanciosa investigación. En su libro “Il quarto segreto di Fatima”, que ahora comentamos, prueba la existencia de dos manuscritos en su génesis y desarrollo histórico y concluye que lo publicado por el Vaticano el año 2000 no está completo. Falta el manuscrito que corresponde a las palabras de la Virgen, y que explican la visión difundida. A este manuscrito, el autor le llama el “Cuarto Secreto”, probablemente por no poner en problemas a Benedicto XVI, pero, en rigor, es el Tercer Secreto originario, el que recibió Pío XII personalmente y depositó en sus aposentos.
¿Por qué esconder un secreto que la propia Madre de Dios mandó revelar en 1960? ¿Por qué silenciar a Sor Lucía para que no hable del tema? ¿Por qué tanto temor a este manuscrito? Todos los documentos muestran –desde cartas de Sor Lucía hasta declaraciones del antecesor del Cardenal Ratzinger en la Congregación para la Doctrina de la Fe- que se refiere a la crisis de la Iglesia posconciliar. En él se advierte en términos apocalípticos la pérdida de la verdadera fe.
El Padre Joaquín Alonso, teólogo, historiador y archivero del Santuario de Fátima, que tuvo acceso a la documentación privada de Sor Lucía, sobre la cual hasta hoy se guarda un enigmático silencio, escribió el año 1976:"¿(El Tercer Secreto) habla de circunstancias concretas? Es muy posible que no hable únicamente de una verdadera «crisis de fe» en la Iglesia de este período intermedio, sino que además como, por ejemplo, lo hace el secreto de La Salette, contenga referencias más concretas a las luchas intestinas de los católicos; a las deficiencias de sacerdotes y religiosos; tal vez se insinúen las deficiencias mismas de la alta Jerarquía de la Iglesia. Nada de esto, por lo demás, es ajeno a otras comunicaciones que ha tenido Lucía en estos puntos."
Fray Michel de la Sainte Trinité, escribía en esta misma línea:"Sor Lucía ha recomendado leer, estudiar, meditar el Apocalipsis. (...) sabemos incluso que indicó un día los capítulos VIII a XIII" (…) Cuando se interrogó a Sor Lucía sobre el contenido del (Tercer) Secreto, ella dio esta respuesta lacónica: “¡Está en el Evangelio y en el Apocalipsis, léanlos!” Lejos de ser evasiva, sólo mencionando el Apocalipsis, la respuesta de la vidente nos trae una preciosa indicación: el Secreto de Fátima está conectado a las grandes profecías del Nuevo Testamento anunciando el futuro de la Iglesia hasta el fin de los tiempos. De otra parte, Sor Lucía declaró al Padre Fuentes que Nuestra Señora había mostrado claramente que nosotros estábamos en los últimos tiempos del mundo”.
“Una crisis de la Fe relativa al fin de los tiempos, a escala de varias naciones o de continentes enteros, y anunciada en la Escritura Santa no puede designar sino una cosa: la Apostasía (II Thess. II, 3). La propia palabra se encuentra tal vez en el texto del (Tercer) Secreto. Esta pérdida de la Fe en grande escala nos conecta de hecho al fin de los tiempos: “Cuando Yo vuelva, ¿encontraré aún Fe sobre la Tierra? (Lucas, XVIII, 8) ¡Angustiosa cuestión de Cristo tan actual en este fin del siglo XX! Pues de hecho es bien lo que nosotros vivimos en escala mundial desde 1960. Pérdida generalizada de la verdadera Fe, descristianización del mundo y apostasía de las naciones que preceden a la venida del Anticristo”
Uno de los puntos más dramáticos del libro de Socci es el darse cuenta que los mismos Papas que han venerado las apariciones de Fátima, que han reconocido como venido del Cielo su Mensaje, han omitido obedecer en todas sus implicancias los pedidos que la Madre de Dios hizo al Papado. Impresiona sobre todo la actitud de Juan XXIII que inaugura el Concilio Vaticano II hablando en contra de “los profetas de la desgracia” y a favor del “diálogo con el mundo moderno”, en circunstancias de que precisamente todos los profetas del Antiguo y del Nuevo Testamento, y la Virgen misma a través del Mensaje de Fátima, anuncian desgracias si los hombres –si el mundo moderno- no se convierten.
Socci recalca cómo la Virgen quiso que su mensaje profético se subordinara a las llaves de Pedro, al poder del Papa. El plan de Dios es instaurar el reinado de los Sagrados Corazones de Jesús y de María en el mundo, en medio de la apostasía y la incredulidad general. Pero ese plano depende de la aceptación explícita del Papado a las condiciones puestas por el Mensaje de Fátima. De este modo, Fátima es una exaltación del Papado, aún cuando los Papas puedan rechazar el mensaje y acarrear sobre el mundo y la Iglesia lo que Dios tiene determinado. De cualquier manera, la Virgen, como canal y dispensadora de las gracias que vienen de Jesucristo, puede operar en el hombre moderno la conversión prometida en Fátima, como consecuencias de los eventos dramáticos para la humanidad previstos en la Segunda y Tercera parte del Secreto. De hecho, la promesa de Nuestra Señora es el fundamento de nuestra certeza de la victoria: “Por fin Mi Inmaculado Corazón Triunfará”.
Socci concluye su libro solicitando a Benedicto XVI que publique, por el bien de la Iglesia y del mundo, lo que aún resta por revelar del Tercer Secreto. La verdad no hace mal a nadie.
La reacción de algunos sectores eclesiásticos al libro de Socci fue bastante chocante. En mayo del 2007, el Secretario de Estado del Vaticano, Cardenal Tarcisio Bertone acusó a Socci de ser !masón!, de querer dañar a la Iglesia y de otras imputaciones por el estilo. Socci respondió con una carta abierta al Cardenal a fin de que pruebe sus dichos y no huya del mérito del asunto con recursos tan poco sacerdotales.
¿Es o no es verdad que lo publicado por el Cardenal Ratzinger, hoy Benedicto XVI, el año 2000 –secundado por el mismo Monseñor Bertone- no tiene base en los antecedentes históricos del Tercer Secreto de Fátima? Esa es la cuestión. Socci dice que hay dos textos, y que el Vaticano publicó sólo uno. Sin embargo, nosotros pensamos que hay un sólo texto, y que es precisamente el que no se ha publicado.
Por todo lo anterior, “Reacción Católica” recomienda la lectura de “El Cuarto Secreto de Fátima” de Antonio Socci, en la medida en que contribuye a aclarar lo que ha sucedido con uno de los más grandes misterios del siglo XX, y nos sitúa en la esperanza de los hijos de Dios, de cara a los tiempos presentes. En esta línea, el autor no sólo destaca como uno de los más informados escritores católicos italianos; también su valentía constituye un ejemplo para nuestras generaciones. "Gritad, gritad con cien mil lenguas, decía Santa Catalina de Siena, que a causa del silencio el mundo está podrido".
Finalmente, no podemos dejar de mencionar el hecho de que el libro de Socci ha sido censurado en la práctica -el silencio ronda sobre él, y tras él, el nerviosismo- por cierta prensa católica estultamente dócil a las líneas eclesiásticas de todos los colores (porque hoy desgraciadamente la Iglesia –en su elemento humano- ya no es “una”, es “varia”), y que creen que ser católico significa seguir a los lobos vestidos con piel de oveja, que les parece inoportuno hablar con seriedad del mensaje de Fátima, o que dan por cumplidas engañosamente todos sus dimensiones proféticas. Dios nos libre de no tener el discernimiento cristiano, aquél que nos permite distinguir entre los pastores que cuidan el rebaño y los que lo entregan a los lobos rapaces.
Publicado por Julio Alvear Téllez

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