La Guerra de los Cien Años
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*La Guerra de los Cien Años fue una serie de conflictos ocurridos entre
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Inglaterra y Fra...
DIFICILISIMO
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Por *Guillermo Rojas*
No sabemos si organizados o no, ignoramos si incitados por personajes del
poder o de la oposición o si de motu propio, el malandraje...
Patrona de Santiago del Estero, la milagrosa Virgen de Sumampa vino a la Argentina desde el Brasil, junto con la imagen de Nuestra Señora de Luján, a comienzos del siglo XVII
En la primera mitad del siglo XVII, uno de los escasos pobladores blancos del sur de Santiago del Estero, el portugués Antonio Farías de Sáa, mandó traer desde el Brasil dos imágenes de Nuestra Señora, finamente talladas en arcilla cocida por artesanos de aquella región. Una era la Inmaculada Concepción y otra la Virgen de la Consolación, las cuales, una vez desembarcadas en el puerto de Buenos Aires, fueron colocadas sobre dos carros tirados por bueyes y despachadas rumbo al norte, hacia las áridas tierras de Sumampa.
Al llegar a Luján, uno de los carros, el que transportaba a Nuestra Señora de la Inmaculada Concepción, se detuvo y los bueyes senegaron a seguir viaje. La historia es por todos conocida y hoy, en las cercanías de ese paraje, se alza imponente la Basílica de Luján.
El otro carro siguió su ruta y al llegar a Córdoba, la imagen fue montada en el lomo de una mula para ser llevada a Santiago del Estero.
La Virgen manifiesta su voluntad
La mula, que integraba una tropa de carga, se extravió al llegar a Sumampa Viejo y grande fue la sorpresa de su propietario al ver que, por sí sola, sin que nadie la guiase, se había encaminado a la estancia de don Antonio Farías de Sáa, que la esperaba ansiosamente.
El prodigio fue comentado en toda la comarca y pronto comenzaron a acudir sus moradores para rezar frente a la Virgen. No tardaron en levantarle un tosco oratorio de adobe y techos de paja –construido por indios abipones evangelizados– consistente en una pequeña nave de 40 metros de largo por 10 de ancho, con paredes de 1 metro y techo a dos aguas. Allí fue entronizada la imagen de Nuestra Señora con el Niño Jesús en brazos, de 23 cms. de altura y ante ella se inclinaron españoles e indios quienes mantendrían encendida su veneración pese a la escasez de medios y a las grandes distancias.
Don Antonio, su propietario, donó a la Virgen, una legua de tierra para erigir en ella un templo de magnitud, pero toda vez que se lo empezó a construir, algo lo impidió: la obra se derrumbó por sí sola, cayó abatida por los vientos o algún incendio la consumió. Lo cierto es que la gente del lugar atribuyó esas señales a un deseo de Nuestra Señora y la dejaron en su rústico santuario.
Madre protectora
Nuestra Señora de la Consolación dio protección a la expedición española contra los indígenas del Chaco –que en sus continuas correrías saqueaban y martirizaban el noreste argentino– terminada con éxito por el gobernador don Ángel Peredo en 1673.
En 1857 fue invocada por los vecinos de Sumampa a raíz de la terrible sequía que asoló esa tierra perjudicando los intereses de sus habitantes y la economía regional. La Virgen atendió sus ruegos y una copiosa lluvia regó la comarca, trayendo alivio y bienestar a la zona. Tan fuertes fueron las precipitaciones que la peregrinación con la milagrosa imagen, organizada en señal de agradecimiento, no pudo retornar a la capilla.
En 1808 visitó el lugar don Nicolás Videladel Pino, obispo del Tucumán, quien lamentó en sus observaciones que en «ese santuario tan célebre, teniendo una imagen tan prodigiosa, no se haya conservado el menor pedazo de papel que pudiera recordar las gracias y favores concedidos por la Virgen a sus devotos».1
Patrona de Santiago del Estero
Desde 1984 la Virgen de Sumampa es patrona de la provincia de Santiago del Estero. A partir de ese año, el collar y su imagen fueron instituidos como distinción honorífica para ser utilizada por los gobernadores constitucionales, otorgada por el Excelentísimo Obispo Diocesano en la ceremonia de asunción. Es también protectora de los transportistas, de los estancieros, de las escuelas y los cadetes de policía.
El santuario de Nuestra Señora de la Consolación, construido por los jesuitas en 1684, es Monumento Histórico Nacional a partir de 1973 y en él, desde hace tres siglos, se celebran las fiestas de la Virgen de Sumampa, cuyo carácter popular las ha hecho célebres, contribuyendo a su arraigo en todo el territorio de la provincia de Santiago del Estero2. Punto de destino de importantes peregrinaciones entre el 12 y el 23 de noviembre de cada año, sus fieles recorren amplias distancias a pie, a lomo de mula o a caballo para orar con fervor a los pies de la milagrosa imagen. Su culto ya tiene Misa y Oficio Propio.
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