aqui, imagenes de uno de los científicos en cuestión
Aseguran que las prácticas espirituales tradicionales alteran el estado del cerebroLo afirma en un libro el principal experto de América en estudios sobre la base neurológica de la religión. Cree en una tendencia biológica innata hacia la fe, pero que los estudios científicos sobre ella son incapaces de decir si existe o no Dios.
La religiosidad tiene efectos positivos sobre al cerebro. Esta afirmación ya la habíamos escuchado, pero ahora Andrew Newberg, experto en la relación entre neurología y espiritualidad, da a conocer nuevas conclusiones sobre lo que la fe de una persona puede provocar en ella misma, y en la sociedad donde está. Otros científicos intentan explicar de dónde surge la religiosidad, y se preguntan porqué las creencias son universales.
Andrew Newberg es quizá el principal experto de América en la base neurológica de la fe y la religión.
Basándose en estudios tomográficos cerebrales de monjas franciscanas y budistas practicantes, sikhs y sufíes, Newberg afirma que las prácticas espirituales tradicionales como la oración son capaces de alterar las conexiones neuronales del cerebro, conduciendo a “estados duraderos de unidad, paz interior y amor”. Y aunque la meditación no exige tener fe en Dios, unas convicciones religiosas fuertes amplifican su efecto en el cerebro y mejoran “la conciencia social y la empatía al tiempo que someten emociones y sentimientos destructivos”.
Newberg argumenta que la creencia religiosa a menudo es personal y socialmente ventajosa, permitiendo a hombres y mujeres “imaginar un futuro mejor”. Y no afirma, como hacen en ocasiones los científicos filosóficamente vagos, que la existencia de una tendencia biológica hacia la fe refuta automáticamente la existencia real del objeto de tal creencia. “La neurología es incapaz de decir si Dios existe o no”, afirma Newberg. La neurobiología ayuda a explicar la religión; no a desmontarla.
Newberg no convierte esto en una simple crítica al fundamentalismo religioso. Es una crítica a cualquier institución que combine ideología o fe con egoísmo y cólera. “El enemigo no es la religión”, escribe, “el enemigo es la rabia, la hostilidad, la intolerancia, el separatismo, el idealismo extremo y el miedo motivado por prejuicios, ya sean seculares, religiosos o políticos”.
Al largo del libro, el autor defiende que “para la mayor parte de los estadounidenses”, lo que influiría más positivamente en su calidad de vida “es la espiritualidad”.
Newberg cita a C.S. Lewis, que lo dijo claramente: “No recurrí a la religión para ser feliz”, ya que “siempre supe que una botella de alcohol hace eso”. Lo mismo se puede decir de los psicotrópicos, capaces de emular el éxtasis espiritual.
En lo que Newberg difiere de un cristiano es que cree que la fe no debe tener como objetivo el conocimiento de una verdad última. La investigación de Newberg llega a la conclusión de que hay una influencia muy grande de prácticas religiosas sobre aquellos que “creen de verdad”. Según su investigación sobre las variedades de la experiencia religiosa, la poca capacidad de la mente humana para percibir con precisión “la verdad universal” le hace ser escéptico.
Aún así, el mismo autor resume su experiencia personal así: “hasta este momento, sigo buscando y explorando”.
Este último trabajo, publicado recientemente en la revista Proceedings of the National Academy of Science (PNAS), sitúa el área religiosa en el lóbulo temporal y en el frontal, lo que indicaría, según los investigadores, que juzgamos a Dios utilizando los mismos mecanismos que a otras personas.
Pero quienes defienden la aparición de la espiritualidad dentro de la Teoría de la Evolución lo ven diferente: “El origen de la espiritualidad, fue multifactorial. Influyeron los sueños, en los que el individuo viajaba sin mover el cuerpo, dando lugar a la idea del alma, y también la predisposición a la dualidad, porque el cerebro está organizado para ver el contraste, como es la luz y la oscuridad, lo finito y lo eterno, lo real y lo imaginario. Todo ello unía al grupo”, argumenta Francisco J. Rubia, psiquiatra.
Deborah Kelemen, de la Universidad de Arizona, por su parte, habla del sentido de la causa-efecto, es decir, buscar un propósito o un diseño para todo, algo que surgió por mera supervivencia (un ruido puede ser un depredador) y que el cerebro extrapola a lo demás: todo tiene un porqué.
“La religión es un artefacto ineludible del cableado de nuestro cerebro”, asegura Bloom en la revista New Scientist. Incluso los ateos y agnósticos tendrían tendencia a pensar en lo sobrenatural, algo que posiblemente les resulta incómodo.
Siguen, pues, las aproximaciones de la ciencia a la espiritualidad, un fenómeno que diferencia al hombre de los animales. Y que es capaz de dar sentido a la propia existencia más que cualquier otra cosa.
Fuente: Washington Post, El Mundo y ACPress.net
Por Patricio Mendiondo, director de El Malvinense.
¿Y eso sirve en la práctica?
Es una formalidad, que no tiene resultados concretos, ya que la iniciativa y estrategia de recuperación jamás vendrá de afuera, eso lo deben de trabajar nuestros hombres en Cancillería. Lamentablemente, desde que finalizó el conflicto armado de 1982, la política ha sido una sola: la de la entrega del patrimonio nacional, y relegando el tema de la soberanía a un segundo plano. Se habla de querer restablecer las negociaciones y el diálogo, pero Argentina nunca ha intentado nada para llegar a él.
Al contrario, desde 1986 a la fecha, es extensa la lista de entrega de territorio y recursos, tanto en el continente como alrededor de Malvinas, siendo así muy difícil de intentar cualquier tipo de diálogo. Pues los ingleses no tienen necesidad de sentarse a negociar, ellos obtienen siempre lo que quieren.
Es decir, en los discursos Argentina reivindica la soberanía, pues de no hacerlo habría un repudio generalizado por parte de la ciudadanía. Pero luego en la práctica, a la hora de sentarse en la mesa con los ingleses, el tema Malvinas no se toca, pero si se toca como entregar los recursos mineros, pesqueros, petroleros, etc. Gran Bretaña siempre obtiene lo que quiere, gracias a la ineptitud, incapacidad o traición de nuestros representantes.
¿Qué habría que hacer para intentar el diálogo por Malvinas?
Primero y principal, es no dar garantías ni beneficios en ningún ámbito económico o comercial, hasta que se haya avanzado en las negociaciones por la soberanía, de lo contrario nunca habrá ningún avance. Siempre estaremos como el "burro tras la zanahoria". Nuestros representantes creen que entregando todo lo que tenemos, algún día se apiadarán y querrán sentarse para hablar de las Islas, y eso, no es así. La diplomacia no funciona de esa forma, y mucho menos con Gran Bretaña.
5 comentarios:
Está bien su fé, está mal plasmarla en una tautología moral de su nazismo adolesente. Aplaudanme, les reverdezco su efervescencia calentandoles la pava.
Deberias ser mas sensible y eliminar lo que pusiste de malvinas, debe de ser duro ir a la guerra, me tocó entrevistar a un ex combatiente de malvinas, se puso mal al recordar lo vivido y me dijo que no tenian ropa de abrigo sino de fajina y que sólo tenia un entrenamiento de un mes en el servicio militar obligatorio,además me conto que no sabia que hiba a malvinas que lo llevaron a bs as y luego de ahi engañado a la guerra, tenia solo 18 años, me conto además, que paso frio y hambre y es un testimonio veridico.
Además me conto que muchos de sus compañeros murieron y no tenian identificacion alguna, por lo que no se pudo verificar de quien era el cuerpo y aun muchos estan enterrados en la isla sin identificacion.
No eran mariquitas, debe de haber sido duro para ellos, perdon, nuevamente si molesto.
Huy Dios, progres aca?
Ladran perros, seguro que hay sanchos!
Pablo, te felicito por la pintura, sos un revolucionario total! O te gusta los dibujos del jardin?
juajuajua
Maria Emilia: Anda dirigi otro sitio web, indymedia por ejemplo, o ponte a inflar burro por la chotera!
Publicar un comentario