lunes, 17 de agosto de 2009

El Milagro de Boulogne Sur Mer

La estatua del Gral. San Martín en Boulogne Sur Mer
by Radio Cristiandad
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Luego de la muerte del General José de San Martín, las autoridades argentinas decidieron comprar la casa donde había muerto, en Boulogne-Sur-Mer, Francia, y mandar construir un gran monumento en la costa de dicha ciudad. El monumento fue majestuosamente inaugurado; casi sobre la playa, es uno de los pocos de la ciudad.
A pesar de estar a la vista de todos, sobrevivió el implacable bombardeo aliado de la costa, siendo prácticamente la única estructura intacta de la zona. Más adelante, cuando los alemanes saquearon las ciudades en búsqueda de materiales estratégicos como el bronce, no tocaron el monumento; no se sabe si por respeto a las figura del prócer o para no herir la sensibilidad del gobierno argentino, el cual había sido un aliado de los nazis.

Bombardeo aliado de Francia
El siguente artículo del año 1947, que cuenta con dramatismo lo que sucedio durante losbombaredeos aliados
El pequeño grupo de argentinos que el 17 de agosto de 1947 se encontraba en Boulogne-sur-Mer, vio el monumento que en esa ciudad se levanta a nuestro Libertador.
No es posible referir lo que bien puede llamarse “el milagro de la estatua de San Martín”, sin antes destacar que Boulogne resulta un lugar grato al sentimiento argentino, pues en él se mantiene vivo el recuerdo y hasta podríamos decir sin exageración alguna, el culto de San Martín.
El siguente artículo del año 1947, que cuenta con dramatismo lo que sucedio durante los bombaredeos aliados.
Monumento al general San Martín en Boulogne-sur-Mer, luego del bombardeo del 15 de junio de 1944

La estatua, como se ha dicho, está emplazada en un paseo costero, a la salida del puerto, sobre cuya otra margen y a una distancia no mayor de doscientos metros, la marina alemana construyó una sólida y espectacular base de submarinos, protegida por gruesas y sucesivas capas de cemento de, al parecer, tres o cuatro metros de espesor.

Era la base enemiga más próxima a Inglaterra, por lo que, como es de imaginar, fue una preocupación constante del mando aliado, que procuró hostigarla permanentemente y anularla en la medida que le fuera posible.
Puede asegurarse que esa base fue casi el objetivo único de Boulogne-sur-Mer, y la causa de las horribles heridas que muestra, que la han convertido en una de las ciudades más castigadas de Francia.
Boulogne-sur-Mer soportó 487 bombardeos aéreos y gran cantidad de ataques navales; desaparecieron barrios enteros, como los de Capécure, Ave María y Saint- Piérre, el más castigado indudablemente, y próximo a la estatua del Libertador. Durante la noche del 15 de junio de 1944, 300 aviones arrojaron mil doscientas toneladas de proyectiles sobre Boulogne.
Todos esos bombardeos buscaban herir la base de submarinos, instalada a alrededor de doscientos metros de la estatua del Libertador.
Es sabido que por encontrarse semejantes objetivos fuertemente defendidos, el ataque se efectúa desde gran altura, lo que explica que alrededor de dicha base, a una y otra margen del río, la destrucción resultara completa.

Boulogne-sur-Mer – Fiesta de la inauguración de la estatua del general San Martín el 24 de octubre de 1909
El barrio de Saint-Piérre, como se ha dicho, no existe; los hoteles y construcciones de la calle Saint-Beuve, han desaparecido, y los jardines del paseo de la misma, parece que hubieran sido arados.
A varios años de la liberación de Boulogne, aún el escenario es desolador y triste.
Todo ha sido destruido o cuando menos seriamente lesionado por la furia de la guerra, en ese gran sector del puerto. Todo, menos algo: la estatua de San Martín.
Es imposible intentar una explicación del milagro: los bombardeos fuero totales, despiadadamente perfectos, todo el sector fue arrasado. Las bombas estallaron a uno y otro costado del monumento, sólo ligeras esquirlas tocaron la base.
En cada ataque caían centenares de casas y edificios, se destruían jardines y calles; pero del remolino dantesco del polvo, el fuego y el humo, sólo una cosa surgía serenamente enhiesta, magníficamente segura y como indiferente a tanta locura de destrucción y de muerte: la estatua del General San Martín.
La razón no puede explicar el fenómeno, que tampoco es atribuible a la casualidad, por la intensidad de los bombardeos y lo numerosamente repetidos.
Para el pueblo boloñés –y ya se conoce el antiguo buen sentido del pueblo de campo francés-, se trata de un milagro, y así lo llaman: el milagro de la estatua de San Martín.
Nosotros creemos también en la explicación que da la gente sencilla de la ciudad de Boulogne. Creemos que hubo una mano superior y ultraterrena que desvió la bomba destructora.
Creemos que ha habido una voluntad que quiso revelarse por el signo cierto de un amparo a todas luces imposible.
Y creemos, en fin, que la elección de su estatua es un mensaje decisivo y elocuente a los pueblos y a los hombres.
Tenemos que creerlo así, del mismo modo que la gente sencilla de Boulogne, que encontró la explicación del milagro de la estatua del general San Martín.
Monumento del General José de San Martin Boulogne Sur Mer


Mensaje para zurditos utópicos, progresistas vernáculos y seudo socialistas del siglo XXI

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