El embajador en los Estados Unidos, Héctor Timerman, señaló que "la Argentina es uno de los países más seguros de la región" en el marco de su visita a Buenos Aires por la convocatoria hecha por la mandataria Cristina Kirchner a todos los embajadores destinados en diferentes lugares del mundo.Timerman se refirió al polémico problema de la inseguridad y dijo estar muy conmovido por el asesinato de otro policía a quemarropa en la localidad de Olmos, en la ciudad de la Plata.El embajador indicó que si se comparan las estadísticas registradas en América, la Argentina posee "uno de los más bajos índices de criminalidad". Y agregó, a modo de ejemplo, que en México hubo unos 6500 asesinatos relacionados con el tema del narcotráfico.
Fosa de Cueva Mala revela una de las mayores matanzas de la II Guerra Mundial Redacción Publicado el 10 Marzo, 2009
Desnudados, asesinados a golpes y cubiertos de cal: el reciente hallazgo de miles de cadáveres en una mina abandonada de Eslovenia ha desvelado la matanza de simpatizantes nazis y de sus familiares a manos de los partisanos yugoslavos que lucharon contra Hitler en la Segunda Guerra Mundial.
Poco a poco se van conociendo más detalles de aquel horror de las postrimerías del conflicto y que acaba de dar la cara con la apertura de una fosa en la localidad de Huda Jama (Cueva Mala) que se cree que alberga hasta unos 5.000 cadáveres, muchos de ellos momificados.
“Lo que por ahora hemos visto con seguridad, son unos 300 cadáveres momificados, pero debajo de ellos hay dos pozos con una capacidad total de 500 metros cúbicos, en los que se encuentran como mínimo 5.000 restos mortales adicionales”, ha declarado Marko Strovs, uno de los responsables del hallazgo.
Strovs, investigador oficial de fosas militares, explicó que la mina abandonada estaba siendo explorado desde agosto ante las sospechas de que escondía una fosa de víctimas de la Segunda Guerra Mundial.
Las primeras investigaciones han desvelado que las víctimas fueron llevadas vivas a la mina y que allí adentro fueron asesinadas con armas blancas, aparentemente con picos de minero.
Luego fueron recubiertas con cal y el recinto fue sellado con una espesa capa de hormigón para ocultar la matanza.
“Debido a la gran cantidad de víctimas y a la falta de oxígeno, muchos de los cadáveres están momificados, no se han descompuesto por completo”, explicó Strovs.
“He visto piernas enteras, partes de cuerpos”, relató el investigador sobre el espeluznante descubrimiento.
La dimensión de la matanza es tal que Joze Dezman, jefe de la Comisión estatal para víctimas de guerra, considera que esta fosa testimonia uno de los peores crímenes de la Segunda Guerra Mundial.
“Las víctimas fueron forzadas a entrar, desnudos, unos 400 metros dentro de la montaña en la mina, y allí fueron asesinados con diferentes armas blancas”.
Añadió que “por los restos que hemos visto, parece que se trata de croatas y eslovenos. A juzgar por las botas de soldados, en su mayoría fueron militares, pero también hay civiles”, concretó.
Según ciertos testimonios históricos, los cadáveres podrían pertenecer a militares eslovenos y croatas que combatieron junto a los nazis, así como familiares y soldados alemanes que fueron arrojados en 1945 a la mina.
Ya en el año 1990, el historiador Roman Leljak reveló los crímenes cometidos en Huda Jama en su libro “Las heridas vivas de Tehar”. Ahora, en declaraciones a los medios locales, acusó a las autoridades de desinterés en revelar los crímenes cometidos.
“Sabemos todos exactamente quienes cometieron los crímenes. La unidad fue encabezada por el comandante Toni Anton Ricek. De la matanza es responsable la 1 división eslovena de Defensa popular, el segundo batallón de la 3 brigada”, aseguró.
La fiscal jefe eslovena, Barbara Brezigar, prometió ayer al visitar la fosa que los responsables serán llevados ante la Justicia si todavía están con vida.
Esta es una de las 600 fosas comunes con víctimas de la Segunda Guerra Mundial en Eslovenia.
La mayor fue descubierta en 2007 en Tezno, en el norte de Eslovenia, con los restos de más de 15.000 víctimas del conflicto, en su mayoría soldados croatas fascistas (ustashi) y sus familiares.
Se trata de soldados de formaciones filo nazis que al final de la Segunda Guerra Mundial trataron de huir de la victoriosa guerrilla antifascista, encabezada por Josip Broz “Tito”, para entregarse a las fuerzas aliadas estacionadas en la vecina Austria, de las que esperaban un mejor trato.
Sin embargo, las unidades aliadas les obligaron a regresar a la entonces Yugoslavia y allí cayeron prisioneros de guerra de las fuerzas partisanas comunistas.
Desnudados, asesinados a golpes y cubiertos de cal: el reciente hallazgo de miles de cadáveres en una mina abandonada de Eslovenia ha desvelado la matanza de simpatizantes nazis y de sus familiares a manos de los partisanos yugoslavos que lucharon contra Hitler en la Segunda Guerra Mundial.
Poco a poco se van conociendo más detalles de aquel horror de las postrimerías del conflicto y que acaba de dar la cara con la apertura de una fosa en la localidad de Huda Jama (Cueva Mala) que se cree que alberga hasta unos 5.000 cadáveres, muchos de ellos momificados.
“Lo que por ahora hemos visto con seguridad, son unos 300 cadáveres momificados, pero debajo de ellos hay dos pozos con una capacidad total de 500 metros cúbicos, en los que se encuentran como mínimo 5.000 restos mortales adicionales”, ha declarado Marko Strovs, uno de los responsables del hallazgo.
Strovs, investigador oficial de fosas militares, explicó que la mina abandonada estaba siendo explorado desde agosto ante las sospechas de que escondía una fosa de víctimas de la Segunda Guerra Mundial.
Las primeras investigaciones han desvelado que las víctimas fueron llevadas vivas a la mina y que allí adentro fueron asesinadas con armas blancas, aparentemente con picos de minero.
Luego fueron recubiertas con cal y el recinto fue sellado con una espesa capa de hormigón para ocultar la matanza.
“Debido a la gran cantidad de víctimas y a la falta de oxígeno, muchos de los cadáveres están momificados, no se han descompuesto por completo”, explicó Strovs.
“He visto piernas enteras, partes de cuerpos”, relató el investigador sobre el espeluznante descubrimiento.
La dimensión de la matanza es tal que Joze Dezman, jefe de la Comisión estatal para víctimas de guerra, considera que esta fosa testimonia uno de los peores crímenes de la Segunda Guerra Mundial.
“Las víctimas fueron forzadas a entrar, desnudos, unos 400 metros dentro de la montaña en la mina, y allí fueron asesinados con diferentes armas blancas”.
Añadió que “por los restos que hemos visto, parece que se trata de croatas y eslovenos. A juzgar por las botas de soldados, en su mayoría fueron militares, pero también hay civiles”, concretó.
Según ciertos testimonios históricos, los cadáveres podrían pertenecer a militares eslovenos y croatas que combatieron junto a los nazis, así como familiares y soldados alemanes que fueron arrojados en 1945 a la mina.
Ya en el año 1990, el historiador Roman Leljak reveló los crímenes cometidos en Huda Jama en su libro “Las heridas vivas de Tehar”. Ahora, en declaraciones a los medios locales, acusó a las autoridades de desinterés en revelar los crímenes cometidos.
“Sabemos todos exactamente quienes cometieron los crímenes. La unidad fue encabezada por el comandante Toni Anton Ricek. De la matanza es responsable la 1 división eslovena de Defensa popular, el segundo batallón de la 3 brigada”, aseguró.
La fiscal jefe eslovena, Barbara Brezigar, prometió ayer al visitar la fosa que los responsables serán llevados ante la Justicia si todavía están con vida.
Esta es una de las 600 fosas comunes con víctimas de la Segunda Guerra Mundial en Eslovenia.
La mayor fue descubierta en 2007 en Tezno, en el norte de Eslovenia, con los restos de más de 15.000 víctimas del conflicto, en su mayoría soldados croatas fascistas (ustashi) y sus familiares.
Se trata de soldados de formaciones filo nazis que al final de la Segunda Guerra Mundial trataron de huir de la victoriosa guerrilla antifascista, encabezada por Josip Broz “Tito”, para entregarse a las fuerzas aliadas estacionadas en la vecina Austria, de las que esperaban un mejor trato.
Sin embargo, las unidades aliadas les obligaron a regresar a la entonces Yugoslavia y allí cayeron prisioneros de guerra de las fuerzas partisanas comunistas.
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