jueves, 9 de octubre de 2008

Primera Misa en Buenos Aires













Así se llama el óleo de José Bouchet publicado como ilustración, que data de 1910 y está en el Museo Histórico Nacional, en Buenos Aires.
En primer plano, a la izquierda, se ve a una aborigen que representa a América, a quien un caballero da su mano derecha mientras con la otra le señala el Cuerpo de Cristo en el momento de la elevación; para simbolizar tanto el rápido mestizaje como el mandato evangelizador de la Corona de Castilla. Un conjunto central de soldados y modestos labriegos españoles, que habían venido desde Asunción, participa con recogimiento. La valerosa Ana Díaz, única mujer que en la repartición de tierras realizadas por don Juan de Garay obtuvo una titularidad, los acompaña. A su vez, el fundador y capitán general, vizcaíno valiente y querido por su gente, de pie, erecto y firme, apoyándose en su espada, oye la misa con humildad. La ciudad quedaba fundada. Mientras, a lo lejos y entre nubes, el artista supone el perfil de la futura Buenos Aires.

El 12 de Octubre

Día de fiesta, la luz de Cristo llegó a nuestra América para disipar las tinieblas del error y la desesperación en que vivían sus pobladores, sometidos a una de las idolatrías más diabólicas que puede imaginarse, cuyo escalofriante espectáculo habría hecho exclamar a los Romanos "América, delenda est - Hay que destruir América" (*). Lejos de eso, la hidalguía castellana no escatimó esfuerzos, recursos ni sangre para hacer llegar la Salvación y la Civilización hasta el último de sus rincones.
Como dice el padre Ezcurra en esta grabación correspondiente al día de la Raza (probablemente de 1987); quien, inspirado en el ejemplo del padre Jerzy Popieluszko, mártir de Cristo, el 2 Abril de 1985 (Aniversario de la Recuperación de las Islas Malvinas), comenzó a celebrar mensualmente la Santa Misa en fecha histórica, para rogar especialmente por la Patria:
"A España le debemos la Fe en Jesucristo, la lengua castellana, nuestras costumbre y el amor a la familia. Porque cuando llegó el momento de ser independientes, sin renegar de lo recibido, las virtudes y el coraje del español vinieron a ser las del criollo y del gaucho; hermanando a nuestros pueblos, ya unidos por lazos de sangre y de raza, en la misma fe, la misma lengua, la misma historia y aún los mismos enemigos. De esa América cantó Rubén Darío "que tiene sangre indígena, que aún reza a Jesucristo y aún habla en Español". Por eso han de tener mucho cuidados los hijos en renegar o avergonzarse de sus padres, tirando a la basura tan espléndida herencia; han de tener mucho cuidado los pueblos y las naciones en renegar de su Historia. Porque la Patria será lo que ha de ser solamente si somos fieles a la Tradición".
Roguemos al Señor para que la estulticia de los progresistas y falsos indigenistas financiados desde los centros del Poder Mundial, que han caído últimamente como una manga de langostas sobre las naciones hispanoamericanas con la intención de provocar su disgregación, fracase miserablemente al estrellarse contra los muros de la Casa que España y nuestros padres construyeron sobre la Roca. Para que todos podamos seguir glorificando al Señor de la Verdad con la plegaria que recitaban al alba los navegantes de Colón:


“Bendita sea la luz


y la Santa Veracruz


y el Señor de la Verdad


y la Santa Trinidad.
***
Bendita sea el alba


y el Señor que nos la manda.


Bendito sea el día


y el Señor que nos lo envía”.
Amén.


(*) "Cartago, delenda est - Hay que destruir a Cartago" frase atribuida a Catón, el Viejo y que significa el horror que sintieron los romanos frente al culto del dios Moloch, para cuyo aplacamiento se arrojaban bebés vivos por la boca de su estatua de bronce convertida en horno ardiente.




LO QUE SE DEFIENDE HOY:
LA SATANOCRACIA


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