sábado, 6 de septiembre de 2008

BOINOS MUCHACHOS (II) IÓSIF VISARIÓNOVICH DZHUGASHVILI (a) STALIN

Decía Visariónovich Dzhugashvili (a) Stalín:

"Dentro de la Unión Soviética "nosotros" hemos introducido el socialismo, en cuanto liquidamos la burguesía nacional y organizamos la cooperación del proletariado y del campesinado; pero la Unión Soviética está rodeada de estados burgueses que amenazan con la intervención y la restauración del capitalismo; es por lo tanto necesario reforzar la defensa y asegurar el apoyo del proletariado mundial."

Stalin nunca abandonó estas fórmulas abstractas, sino que gradualmente les ha dado una nueva interpretación. En 1924, la "ayuda" del proletariado occidental se entendía ocasionalmente como la revolución internacional.

Stalin asesinó a más de siete millones:

Ha sido uno de los mayores crímenes de toda la historia: el exterminio deliberado, por hambre, de siete millones de ucranianos. Fue una decisión política de Stalin, que pretendía así “disciplinar” al díscolo campesinado de Ucrania. Durante años, la propaganda de la izquierda negó esa barbaridad. Hoy está plenamente documentado que los comunistas de Moscú programaron, ordenaron y ejecutaron la hambruna de 1932-1933.

Ucrania, el llamado “granero de Europa”, (Argentina el granero del mundo?, vaya coincidencia) conoció entre los años 1932 y 1933 la pérdida por hambre de 7 millones de personas, el 20% por ciento de su población. Para ponerle rostro humano a la tragedia baste señalar que, a finales del verano de 1933 y sólo en la región de Kiev, se registraron en torno a 300.000 niños huérfanos sin hogar; un mes más tarde dos tercios de estas criaturas (200.000) ya se dieron por muertas.

La plaga del hambre no se desató en Ucrania por sequías, inundaciones, incendios o cualquier otra causa natural. Se desató por odio. Según atestiguan los archivos oficiales de la época, en los momentos previos al terror Ucrania contaba unas enormes reservas de trigo que, por sí mismas, habrían paliado cualquier efecto que sobre la población hubiera sobrevenido por pérdida de las cosechas. Sin embargo, el Gobierno comunista ordenó la venta de esas reservas al exterior y prohibió cualquier intercambio comercial entre zonas rurales, lo que impedía en la práctica el abastecimiento de alimentos en las aldeas.

Como es común en los países en los que reina el socialismo, las hambrunas intencionadas se han usado como arma política utilizada para alcanzar los deseados objetivos contra varias clases. Las víctimas señaladas en esta ocasión fueron los kulaks, los agricultores campesinos que tenían propiedad y contrataban a trabajadores.

Cuando Stalin alcanzó el poder en 1924, vio el nacionalismo ucraniano como una amenaza al poder soviético, creyendo que cualquier insurrección futura podría provenir probablemente de los kulaks. Así que decidió aplastarles utilizando los métodos que tan exitosos habían sido en la URSS durante la política de “liquidación como clase”. En 1929, arrestó a miles de intelectuales ucranianos bajo falsos cargos y o bien los fusiló o bien los envió a campos de trabajo en Siberia. Llevó a cabo la colectivización de las explotaciones ucranianas requisando todas las tierras y el ganado privados, lo que afectó aproximadamente al 80% de la población de Ucrania, anteriormente conocida como el granero de Europa. Declaró a los kulaks enemigos del pueblo.

¿Quienes eran los Kulaks?

Los Kulaks eran los agricultores y campesinos propios de la URSS que poseían propiedades y contrataban a trabajadores.

Fue un término despectivo usado en el lenguaje político soviético, que aludía a los antiguos terratenientes del Imperio Ruso que tenían grandes extensiones de tierras.

Hay más historia, pero nuestra intención es señalar la gran similitud que existe entre la URSS de los años 30 y la realidad argentina de hoy, relacionado con la crisis del campo, que dicho sea de paso, en cualquier momento se reinicia.-

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